El salmo que describe la oración de David, "Cuando escondes tu rostro, me angustio," refleja una experiencia universal de fe. David, un hombre según el corazón de Dios (1 Samuel 13:14), experimentó momentos de profunda desesperación y soledad ante la aparente ausencia de Dios. Su clamor no era de incredulidad, sino de un corazón que anhelaba la presencia y la restauración de su relación con el Señor. La frase "escondes tu rostro" no implica que Dios deja de existir, sino que describe la sensación de abandono y la falta percibida de respuesta a la oración.