Hermanos y hermanas en Cristo, Juan 15 nos presenta una poderosa imagen: Jesús, la vid verdadera, y nosotros, los pámpanos. Observemos la profunda dependencia que existe. Como dice el versículo 1: "Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador." No somos independientes, sino injertados en la vid que es Cristo. Nuestra vida, nuestro fruto, depende completamente de Él. Sin Él, somos inútiles, ramas secas, destinadas a ser desechadas.