Lecciones de la Hormiga: Una Mirada a Proverbios 6:6-11

Hermanos y hermanas en Cristo, el libro de Proverbios nos ofrece sabiduría práctica para la vida, y en el capítulo 6, versículos 6 al 11, encontramos una poderosa lección en la humilde hormiga. Observemos la diligencia de estos pequeños seres: "Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio;" (Proverbios 6:6). No se trata de una simple observación, sino de un llamado a la imitación. La hormiga, a pesar de su tamaño, trabaja incansablemente para asegurar su futuro. Esto nos recuerda la importancia de la planificación y el esfuerzo constante en nuestra propia vida, como dice en 2 Tesalonicenses 3:10: "Porque aun cuando estuvimos con vosotros, os dimos este mandamiento: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma."

La hormiga no se queda esperando a que llegue la necesidad. Ella se prepara anticipadamente: "La cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento." (Proverbios 6:7-8). Esta previsión es una virtud crucial para el cristiano. Debemos ser prudentes y planificar para el futuro, tanto espiritual como materialmente. Ahorrar para las épocas difíciles, cultivar nuestras relaciones, y prepararnos para la venida del Señor son ejemplos de esta previsión, que nos enseña la lección de la hormiga.

El pasaje concluye con una exhortación a la sabiduría: "¿Hasta cuándo has de dormir, oh perezoso? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, un poco de cruzar las manos para reposar; vendrá sobre ti como un corredor tu necesidad, y tu pobreza como un hombre armado." (Proverbios 6:9-11). La pereza es un enemigo espiritual que nos roba la productividad y la paz. Imitar la diligencia y la previsión de la hormiga es una forma de evitar la trampa de la pereza y de abrazar una vida fructífera para la gloria de Dios. El Salmo 118:24 dice: "Este es el día que hizo Jehová; alegrémonos y regocijémonos en él." Debemos aprovechar cada día para trabajar y prepararnos, siendo diligentes en la obra del Señor.