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El Bosquejo de la Sanidad Divina

El Bosquejo de la Sanidad Divina
La Naturaleza de la Enfermedad
Hermanos y hermanas, recordemos que el sufrimiento y la enfermedad no son necesariamente el resultado directo del pecado personal, aunque a veces pueden ser consecuencia de nuestras elecciones. Job, un hombre justo y recto, sufrió terriblemente (Job 1:8). Sin embargo, debemos reconocer que el pecado entró en el mundo y trajo consigo la enfermedad y la muerte (Romanos 5:12). El sufrimiento también puede ser una oportunidad para la prueba de nuestra fe y para la demostración de la gloria de Dios (1 Pedro 1:6-7).
La Sanidad como Voluntad de Dios
Jesús mismo sanó a muchos enfermos durante su ministerio terrenal. Sus acciones manifiestan la compasión de Dios y su deseo de sanidad para su pueblo. Mateo 10:8 declara: "Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios". Estos actos no fueron excepcionales, sino una demostración del poder y la misericordia de Dios manifiestos en la obra redentora de Cristo. Jesús vino para romper las cadenas de la enfermedad y la muerte, ofreciendo sanidad a cuerpo y alma.
Nuestras Respuestas a la Enfermedad
Ante la enfermedad, debemos mantenernos firmes en la fe y confiar en el poder sanador de Dios. Santiago 5:14-15 nos exhorta: "¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados". Debemos buscar la oración de los hermanos, la unción con óleo y la intercesión para la sanidad física y espiritual.
La Importancia de la Fe
La fe es esencial para recibir la sanidad. Marcos 11:22-24 dice: "Y Jesús, respondiendo, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo, que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que las cosas que dice serán hechas, le será hecho todo cuanto dijere. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá". La fe no es una fórmula mágica, sino una confianza absoluta en el poder y la fidelidad de Dios.
Hermanos y hermanas, recordemos que la sanidad divina es un aspecto integral de la gracia de Dios. Mientras buscamos su sanidad, sea física o espiritual, mantengamos nuestra fe firme, oremos con perseverancia y confiemos en su perfecto plan. Que la paz y la sanidad de nuestro Señor Jesucristo sean con vosotros, amén.
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