El Camino de Santidad: Una senda preparada por Dios
Isaías 35:8, "Y habrá calzada y camino, y será llamado camino de Santidad; el inmundo no pasará por él, sino que será para los que andan en él; y aun los necios no errarán." Esta promesa divina nos habla de un acceso directo a la presencia de Dios, un camino despejado de obstáculos que antes impedían nuestra comunión con Él.
Este "camino" no es simplemente una ruta geográfica, sino una representación metafórica del proceso de santificación, la transformación espiritual que Dios obra en nuestras vidas a través de la fe en Jesucristo. Es un camino que exige compromiso, perseverancia y obediencia a la voluntad divina.
La frase "el inmundo no pasará por él" no implica exclusión, sino la necesidad de un cambio de corazón. El "inmundo" representa a aquellos que persisten en el pecado, rechazando la gracia salvadora de Cristo. Sin embargo, a través del arrepentimiento y la fe, incluso los que alguna vez estuvieron lejos de Dios pueden caminar por este sendero.
La afirmación "y aun los necios no errarán" nos asegura que Dios nos guía en este camino. Aunque seamos débiles y falibles, Su Espíritu Santo nos proporciona la sabiduría, la fuerza y la dirección necesarias para permanecer en el camino de la santidad.
Hermanos y hermanas, el camino de la santidad no es una meta inalcanzable, sino una invitación a caminar en comunión con nuestro Dios. Es un viaje de fe, donde la gracia divina nos capacita para vencer las tentaciones y vivir una vida plena y significativa, reflejando el carácter santo de Aquel que nos llamó a seguirlo. Aceptemos la invitación y recorramos juntos esta senda, confiando en la promesa de Dios de guiarnos hasta el final.
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