Hermanos y hermanas, todos hemos experimentado esa amarga verdad: hacer lo que sabemos que está mal, a pesar de nuestro deseo de agradar a Dios. Romanos 7:15-16 describe esta lucha interna con precisión: "Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago." Este conflicto no es señal de debilidad espiritual, sino una realidad de nuestra condición humana caída.