Muchos de nosotros, en algún momento de nuestra vida, hemos sentido la dolorosa sensación de que Dios está lejos, de que nuestras oraciones no son contestadas, y de que su presencia se ha desvanecido. Este sentimiento, hermanos, no es inusual. El salmista David, un hombre según el corazón de Dios (Hechos 13:22), también experimentó esta angustia: "Oh Dios, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?" (Salmo 22:1).
Es importante reconocer esta realidad sin sentirnos condenados. La distancia que percibimos no es necesariamente una indicación del amor de Dios, sino a menudo una consecuencia de nuestro propio estado espiritual o de las pruebas que enfrentamos. Recuerda las palabras de Isaías: "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos." (Isaías 55:8-9)
La buena noticia, hermanos, es que la distancia percibida no es permanente. Dios siempre está cerca, aunque a veces no lo sintamos. Santiago 4:8 nos exhorta: "Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros." Este acercamiento requiere un esfuerzo consciente de nuestra parte.
La oración constante y sincera es fundamental. Derrama tu corazón delante de Dios, comparte tus dudas, tus temores, tus alegrías y tus tristezas. Recuerda la promesa de Jesús: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá." (Mateo 7:7)
La lectura y meditación de la Palabra de Dios nos nutre espiritualmente. La Biblia es la carta de amor de Dios a la humanidad, una fuente de consuelo, guía y esperanza. "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino." (Salmo 119:105)
La participación activa en la comunidad cristiana nos fortalece y nos conecta con otros creyentes que comparten nuestra fe y nos ofrecen apoyo mutuo. Hebreos 10:24-25 nos recuerda: "Considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca."