La Roca de Nuestra Salvación: Una Reflexión sobre la Piedra

Hermanos y hermanas en Cristo, miremos a la piedra, no como un simple elemento de la creación, sino como una poderosa metáfora presente a lo largo de las Sagradas Escrituras. En Mateo 7:24-27, Jesús nos habla de la casa construida sobre roca y la casa construida sobre arena. La roca representa la firmeza de la fe, la obediencia a la palabra de Dios, la inquebrantable esperanza que nos ancla en medio de las tormentas de la vida.

Isaías 28:16 declara: "Por tanto, así dice el Señor Jehová: He aquí que yo pongo en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresurará." Esta piedra angular, hermanos, es Jesucristo, el fundamento sobre el cual se edifica nuestra salvación. Él es la roca inamovible, el único camino hacia la vida eterna, como dice Juan 14:6: "Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí."

En Salmos 118:22 leemos: "La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo." Cristo, la piedra rechazada por los líderes religiosos de su tiempo, se convirtió en la piedra angular de la Iglesia, el cimiento de la nueva creación. Su rechazo se convirtió en la demostración suprema de su poder y su amor por la humanidad.

Deuteronomio 32:4 nos recuerda: "El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son justos; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad, justo y recto es él." Dios es nuestra roca, nuestro refugio en tiempos de dificultad. Él nos protege del mal, nos guía en nuestro camino y nos brinda consuelo en medio del dolor. Podemos confiar en su poder y su amor incondicional, como dice Salmos 91:2: "En el Señor encontraré refugio; en el Dios Altísimo, mi lugar seguro."