Hermanos y hermanas, la historia de Felipe y el eunuco etíope, registrada en Hechos 8:26-40, nos presenta una poderosa imagen de la búsqueda espiritual del hombre. El eunuco, un alto funcionario, leía las profecías de Isaías, pero estaba confundido. Su corazón anhelaba comprender, demostrando la sed innata que cada alma posee por la verdad divina: "Y él iba de camino, yendo, y leyendo el libro del profeta Isaías." (Hechos 8:28).