Hermanos y hermanas en Cristo, la humildad es un pilar fundamental de nuestra fe. No es debilidad, sino una fortaleza que reconoce nuestra dependencia absoluta de Dios. Como dice Proverbios 3:34: "Porque Jehová da la sabiduría; de su boca vienen el conocimiento y la inteligencia." Reconocer nuestra necesidad de la sabiduría divina, de su guía y de su gracia, es el primer paso hacia la verdadera humildad. No nos gloriamos en nuestras propias capacidades, sino que atribuimos toda gloria a Aquel que nos ha creado y nos sostiene.
Filipenses 2:3-4 nos exhorta: "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada uno también por lo de los otros."