Los discípulos responden con una variedad de opiniones: Juan el Bautista, Elías, o Jeremías. Estas respuestas, aunque erróneas en su totalidad, reflejan la expectativa mesiánica de la época. Muchos esperaban un líder político o militar que liberara a Israel. Jesús, sin embargo, se revela como algo mucho mayor, como lo indica su posterior revelación a Pedro.