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Lo que no es Fe

Lo que no es Fe
La Duda como Obstáculo
Hermanos y hermanas en Cristo, la fe genuina no es la ausencia de duda, sino la perseverancia a pesar de ella. Como dice Santiago 1:6: "Pero pida con fe, no dudando; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es impelida por el viento y echada de una parte a otra." La duda es un sentimiento natural, pero no debe paralizarnos. Debemos aferrarnos a la promesa de Dios, tal como lo hizo Abraham, quien creyó contra toda esperanza (Romanos 4:18).
La Presunción como Ilusión
No confundamos la verdadera fe con la presunción o la autosuficiencia. Creer que somos dignos de la gracia de Dios por nuestras propias obras es una grave equivocación. Efesios 2:8-9 nos recuerda: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe." La fe genuina reconoce nuestra necesidad de la gracia divina y se apoya completamente en ella.
El Legalismo como Trampa
La verdadera fe no se encuentra en el cumplimiento exhaustivo de la ley, sino en el amor a Dios y al prójimo. Gálatas 2:16 afirma: "sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, también nosotros hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo, y no por las obras de la ley; porque por las obras de la ley nadie será justificado." El legalismo nos aleja del corazón de la fe, que es la relación personal con nuestro Salvador.
El Miedo como Enemigo
El miedo paraliza la fe. 1 Juan 4:18 nos anima: "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva consigo castigo. De manera que el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor." La fe verdadera se manifiesta en la valentía y la confianza en el poder de Dios, incluso ante las circunstancias más adversas. Debemos confiar en Su promesa de estar siempre con nosotros, como afirma Mateo 28:20: "? y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén."
En conclusión, hermanos, la fe verdadera trasciende la duda, la presunción, el legalismo y el miedo. Es una confianza total y completa en la gracia salvadora de Jesucristo, manifestada en un amor incondicional a Dios y a nuestro prójimo. Busquemos cultivar esa fe auténtica, alimentándola con la oración, el estudio de la Palabra y la comunión con otros creyentes, para que nuestra vida refleje la luz transformadora del Evangelio.
Duda
Presunción
Legalismo
Miedo
Gracia
Fe
Amor
Obediencia
Confianza
Esperanza

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