La historia de los hijos de Eli, Hofni y Fineés, sirve como un sombrío recordatorio de las consecuencias del pecado y la falta de reverencia hacia Dios. 1 Samuel 2:12-17 describe su corrupción: "Los hijos de Elí eran hombres impíos; no conocían al Señor". Su codicia, su comportamiento lascivo y su desprecio por los sacrificios ofrecidos a Dios ofendieron profundamente al Señor, profanando el santuario y el sacerdocio. Su comportamiento trajo juicio sobre la casa de Elí, tal como Dios lo profetizó a través de Samuel (1 Samuel 2:27-36; 3:13-14). Esta historia nos advierte contra la hipocresía religiosa y la importancia de la santidad en el servicio a Dios.