En Mateo 24:1-3, los discípulos preguntaron a Jesús acerca del templo y de su destrucción, mostrando su preocupación por el futuro. Jesús, en su sabiduría divina, les respondió que el templo sería destruido, señalando un cambio trascendental. No se trata solo de piedras, sino de la manifestación del fin de una era y el inicio de otra. Esta es una lección crucial: debemos estar atentos a las señales de los tiempos, tal como lo demuestra su llamado a la vigilancia (Mateo 24:42).