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La Brevedad de la Vida y la Eternidad de Dios: Un Estudio de Salmo 90

La Brevedad de la Vida y la Eternidad de Dios: Un Estudio de Salmo 90
La Transitoriedad Humana
Hermanos, el Salmo 90 nos confronta con una verdad ineludible: la fragilidad de nuestra existencia. "Porque mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche" (Salmo 90:4). Dios, en su inmensidad, percibe el tiempo de manera diferente a nosotros. Lo que para nosotros son décadas, siglos incluso, para Él es como un instante fugaz.
Consideremos nuestras propias vidas. ¿Cuántos años hemos vivido? ¿Cuántos años más nos quedan? El salmista clama: "¡Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría!" (Salmo 90:12). No se trata de una simple contabilidad, sino de una profunda reflexión sobre cómo empleamos el tiempo que Dios nos concede.
La Eternidad Divina y la Responsabilidad Humana
En contraste con nuestra breve existencia, la Escritura nos revela la eternidad de Dios: "Desde la eternidad hasta la eternidad tú eres Dios" (Salmo 90:2). Su reino no tiene principio ni fin, su poder es ilimitado, su sabiduría insondable. Esta comprensión debe llenarnos de humildad y reverencia.
Pero la brevedad de nuestras vidas no debe ser motivo de desesperación, sino un llamado a la acción. Dios nos ha dado un tiempo precioso, un don invaluable que debemos usar sabiamente. "Y la obra de tus manos, oh Señor, ¡que sea nuestro deseo! ¡Que la obra de tus manos se confirme en nosotros!" (Salmo 90:17 - Traducción libre). Debemos vivir para su gloria, cumpliendo su voluntad en la tierra.
La Gracia Inmutable de Dios
A pesar de nuestra debilidad y pecaminosidad, la misericordia de Dios permanece inmutable. "Oh Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación" (Salmo 90:1). Su amor y su compasión nos acompañan a través de las tempestades de la vida. Incluso en el final, su gracia nos espera. Aprendamos a confiar en su soberanía y su amor incondicional, pues él mismo es nuestra Roca y nuestro refugio.
Hermanos, que el Salmo 90 sea un llamado a la reflexión. Que la conciencia de nuestra fragilidad nos impulse a vivir cada día con propósito, buscando la gloria de Dios en todo lo que hacemos. Que la inmensidad de su amor nos llene de esperanza y fortaleza, sabiendo que aún en la finitud, su amor eterno nos abraza.
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