El Reino de Dios a la Vista: Una Reflexión sobre Lucas 17:20-37
El Reino no es Espectacular
Los fariseos preguntaron a Jesús cuándo llegaría el reino de Dios (Lucas 17:20). Su expectativa era quizás de un reino terrenal, con señales grandiosas y manifestaciones espectaculares. Pero Jesús, en su sabiduría divina, responde de una manera que subvierte sus expectativas. No hay señal externa visible, grandiosa o espectacular que anuncie su llegada. "Porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros" (Lucas 17:21). El reino está en medio de ellos, en la persona de Jesús y en la obra transformadora del Espíritu Santo en sus vidas, una verdad que ellos no alcanzaban a comprender en su búsqueda de señales externas.
La Necesidad de Arrepentimiento y Vigilancia
El reino de Dios no se manifiesta de manera dramática, sino que se acerca gradualmente, como la levadura en la masa (Lucas 17:21). Este crecimiento gradual exige perseverancia y vigilancia. Requiere un cambio profundo de corazón, un arrepentimiento genuino (Lucas 17:3). Debemos estar alerta, vigilantes, como el siervo que espera el regreso de su amo (Lucas 17:7-10), preparados para la venida del Reino en su plenitud.
La Parable del Hombre Rico y Lázaro: Un llamado a la conversión
La parábola del hombre rico y Lázaro (Lucas 16:19-31), aunque no está en el pasaje especificado, ofrece una advertencia relevante. La vida terrenal es breve; el juicio llegará. El hombre rico, en su comodidad, ignoró el sufrimiento de Lázaro. Al morir, enfrenta las consecuencias de su indiferencia y falta de compasión. Esta parábola nos llama a la conversión y al arrepentimiento, a usar nuestras riquezas para el bien y para el reino de Dios.
La Venida del Hijo del Hombre: Preparación y Vigilancia
Jesús usa varias imágenes para describir la llegada del Hijo del Hombre: como un rayo que ilumina de un extremo al otro (Lucas 17:24); como un ladrón en la noche (Lucas 17:23; 1 Tesalonicenses 5:2). La llegada del Reino no será un evento predecible o conocido con exactitud. La vigilancia constante es crucial (Lucas 12:35-48). Debes estar listo espiritualmente, comprometido con la justicia y la piedad, preparándote para el día en que Él regrese.
Donde esté el cuerpo, allí se juntarán las águilas
La imagen de las águilas congregadas donde está el cuerpo muerto (Lucas 17:37) simboliza la inevitable llegada del juicio y la separación entre los justos y los injustos. Donde se manifiesta la verdad del Reino, allí se congregarán los que lo han aceptado, así como las águilas se congregan alrededor de la carroña, representando la manifestación del juicio sobre la maldad.
Hermanos y hermanas, la llegada del Reino de Dios no es un espectáculo, sino una transformación gradual que exige arrepentimiento, vigilancia y una vida consagrada a la justicia y la misericordia. Seamos como los siervos vigilantes, preparados para la llegada de nuestro Señor. Que el Espíritu Santo nos guíe a vivir una vida que refleje la gloria del Reino que está entre nosotros, ahora y para siempre. Amén.
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