Construyendo sobre el Fundamento: Una Reflexión sobre 1 Corintios 3

Hermanos y hermanas en Cristo, 1 Corintios 3 nos advierte sobre la naturaleza perecedera de nuestras obras si no están cimentadas en la roca firme de Jesucristo. Pablo, con profunda preocupación pastoral, nos recuerda: "Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo." (1 Corintios 3:11). Nuestras acciones, nuestros esfuerzos, incluso nuestra dedicación, son inútiles si no están arraigados en la fe genuina y la obediencia a la voluntad de Dios.

¿Qué significa esto para nosotros hoy? Significa que debemos examinar cuidadosamente nuestros motivos. ¿Estamos construyendo nuestras vidas sobre arenas movedizas de ambición personal, orgullo o búsqueda de aprobación humana? O ¿Estamos edificando sobre la roca sólida de la fe, la verdad y la justicia que se encuentran solo en Cristo? Como dice Pablo: "Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca," (1 Corintios 3:12), diferentes materiales representan diversas motivaciones. Algunas glorifican a Dios, otras a nosotros mismos.

La obra de cada uno será manifestada; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará." (1 Corintios 3:13). Este juicio no es para condenarnos, sino para refinar nuestras acciones y revelar la verdadera naturaleza de nuestro corazón. El fuego purificará lo que es genuino y consumirá lo que es superficial. Es una llamada a la autoevaluación honesta y una exhortación a la perseverancia en la fe.