El salmista contrasta la revelación de Dios en la naturaleza con la revelación de Dios en Su Palabra. "La ley del Señor es perfecta, que convierte el alma; el testimonio del Señor es fiel, que hace sabio al sencillo." (Salmos 19:7). La Biblia, la inspirada Palabra de Dios, nos guía, nos corrige y nos transforma. Es una fuente de sabiduría, justicia y verdad, superior a cualquier otra guía en la tierra. A través de ella, encontramos la perfección que anhelamos, la pureza que necesitamos y la fortaleza que nos sostiene. Meditemos en sus enseñanzas, buscando la dirección divina en cada aspecto de nuestras vidas.