En contraste, aquellos que se apartan del Señor, que confían en su propia sabiduría y fuerza, se asemejan al arbusto del desierto, susceptible a la sequedad y a la muerte espiritual. Jeremías 17:6 nos recuerda: "Porque así ha dicho Jehová: Maldito el hombre que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y cuyo corazón se aparta de Jehová." El confiar en la propia capacidad, en las riquezas o en el poder humano, es una falacia que nos conduce a la desilusión y la ruina.