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El Verdadero Objeto de Nuestra Adoración: Un Estudio de Salmos 115

El Verdadero Objeto de Nuestra Adoración: Un Estudio de Salmos 115
La Vanidad de los Ídolos
Hermanos y hermanas en Cristo, el Salmo 115 nos confronta con una verdad fundamental: la inutilidad de confiar en ídolos hechos de manos humanas. "No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia, por tu verdad" (Salmo 115:1). Este versículo establece el tono del salmo entero, llamando nuestra atención a la única fuente digna de nuestra adoración: Jehová Dios. Los ídolos, ya sean de oro, plata, o cualquier otro material, son incapaces de oír, ver, o ayudar. "Tienen boca, mas no hablan; tienen ojos, mas no ven; tienen oídos, mas no oyen; tienen narices, mas no huelen; tienen manos, mas no palpan; tienen pies, mas no andan; ni emiten sonido alguno con su garganta" (Salmo 115:5-7). Su incapacidad es una clara imagen de su naturaleza vacía y sin poder.
La Gloria de Dios, la Única Realidad
En contraste con la incapacidad de los ídolos, el Salmo 115 exalta la majestad y el poder de nuestro Dios. Él es el creador de todo, el que extiende los cielos y funda la tierra. "Los que hacen ídolos son semejantes a ellos, y cualquiera que en ellos confía" (Salmo 115:8). Esta frase es una advertencia poderosa. Al confiar en ídolos, nos asemejamos a ellos en nuestra debilidad y falta de poder. Pero Dios es diferente. Él es el Dios vivo, el único que merece nuestra alabanza y adoración. "Bendice, oh alma mía, a Jehová. ¡Oh Jehová, Dios mío, mucho te he engrandecido! ¡Gloria y majestad has vestido!" (Salmo 104:1). Este pasaje refleja la magnitud de la gloria de Dios que trasciende la comprensión humana.
La Bendición de la Adoración Verdadera
El Salmo 115 concluye con una llamada a la adoración genuina. "Bendito sea Jehová, que desde ahora y para siempre. Desde Jerusalén bendeciré a Jehová" (Salmo 115:18). Al reconocer la soberanía de Dios y abandonar la idolatría, experimentamos la verdadera bendición. Esta bendición no es material, sino espiritual: una profunda conexión con el Creador y la certeza de su amor y protección. "Porque Jehová es bueno; su misericordia es para siempre; y su verdad permanece a todas las generaciones" (Salmo 100:5). Nuestro enfoque debe estar en Dios, y en el gozo que proviene de una relación verdadera con Él, no en ídolos que solo ofrecen falsas esperanzas y decepción.
En conclusión, hermanos y hermanas, el Salmo 115 nos llama a un examen profundo de nuestro corazón. ¿A quién estamos adorando realmente? ¿Nuestras vidas están enfocadas en la verdadera fuente de poder y propósito, o estamos buscando satisfacción en cosas que no pueden satisfacer? Que este estudio nos impulse a una adoración más genuina y profunda a nuestro Dios, el único digno de nuestra alabanza y fidelidad. Amén.
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