El salmo describe la impotencia de los ídolos hechos por manos humanas. Son mudos, sordos y ciegos; no pueden ni ayudar ni proteger. "Tienen boca, mas no hablan; tienen ojos, mas no ven; tienen oídos, mas no oyen; tienen narices, mas no huelen; tienen manos, mas no palpan; tienen pies, mas no andan; ni siquiera emiten sonido alguno con su garganta." (Salmos 115:5-7). Esta descripción gráfica nos muestra la futilidad de poner nuestra confianza en algo que no puede hacer nada por nosotros.