En Mateo 19:16-22, encontramos la historia del joven rico que pregunta a Jesús: "¿Qué bien haré para tener la vida eterna?". Jesús, en su sabiduría, le responde, no con una lista de reglas, sino recordándole los mandamientos: "No matarás, no cometerás adulterio, no hurtarás, no dirás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre..." (Mateo 19:18-19). El joven, creyendo cumplirlos, pregunta: "¿Qué más me falta?". Jesús, entonces, le revela la esencia de la ley: "Si quieres ser perfecto, ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme" (Mateo 19:21). Esta respuesta nos muestra que la obediencia a la ley es importante, pero la verdadera perfección radica en el amor desinteresado a Dios y al prójimo, un amor que trasciende las posesiones materiales. El joven, apegado a sus riquezas, se va triste, mostrando la dificultad que muchos tienen para desprenderse de lo terrenal para alcanzar lo celestial.