Hermanos y hermanas, el Salmo 12 nos presenta un cuadro desolador: "Ayuda, Señor, porque el fiel ha desaparecido; la lealtad ha desaparecido de los mortales." (Salmo 12:1). Nos advierte sobre la proliferación de la mentira, la hipocresía que se esconde tras palabras dulces, "Hablan con labios engañosos y con corazón doble hablan." (Salmo 12:2). ¿No vemos reflejada esta realidad en nuestro mundo, en nuestras propias vidas? El Señor nos llama a la verdad, a la autenticidad, a rechazar la falsedad en nuestras palabras y acciones. "El Señor cortará todos los labios lisonjeros, la lengua que habla con arrogancia." (Salmo 12:3-4). Él se opone a la lengua perversa, y en su justicia, establecerá la verdad.