Pablo, en 2 Corintios 2:12-16, comparte su anhelo por visitar a los corintios, un anhelo nacido de la profunda preocupación por su bienestar espiritual. Sin embargo, se encontró con una puerta cerrada, una oportunidad perdida, quizás representando la falta de receptividad por parte de algunos a su mensaje de reconciliación. Este pasaje nos recuerda la importancia de la perseverancia en la obra del Señor, incluso frente a la adversidad (1 Tesalonicenses 2:1-2).