Hermanos y hermanas en Cristo, 1 Corintios 14 nos exhorta a perseguir fervientemente el amor y la edificación mutua. No busquemos solo el don de la profecía, sino que lo usemos para edificar a la iglesia, como dice el versículo 3: "Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación." El amor debe guiar siempre el ejercicio de nuestros dones espirituales, pues sin amor, aun la profecía más elocuente carece de valor. Como nos recuerda 1 Corintios 13:1-3, "Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy."