La narrativa divina no es simplemente una colección de eventos históricos; es un testimonio del carácter de Dios y un espejo que refleja nuestro propio carácter. Al recordar las victorias y las derrotas del pueblo de Dios (como se describe a lo largo del Salmo 78), nos instruimos a nosotros mismos en la paciencia, la fe y la perseverancia. El versículo 7 describe la enseñanza de Dios a Jacob y a Israel: "?les prescribió sus mandamientos, como testimonio a Jacob, ley que estableció en Israel". Esta enseñanza forma nuestro carácter y fortalece nuestra fe.